Información del sector palmero colombiano - Fedepalma

Fedepalma 60 años: hacia delante

Foto: archivo Fedepalma

Como una agroindustria manejada por empresarios inquietos y curiosos, que está en constante movimiento y continuo crecimiento; que produce alimentos y energía renovable, y cuyos productos poseen una versatilidad inverosímil, amigable con el medio ambiente y alta responsabilidad social; la de la palma de aceite siempre tendrá retos y desafíos de envergadura por delante. 

En Colombia tales no son solo los propios del cambiante mercado. En este país tropical hay una cantidad de enfermedades y plagas, desconocidas en otras latitudes, con las que deben lidiar a diario los palmicultores. Por eso, la investigación, la innovación y la transferencia de tecnología tienen que seguir siendo puntos focales de la acción gremial. El desafío es facilitarles a los productores de pequeña, mediana y gran escala la adopción del conocimiento existente y, en la misma línea, de los avances futuros. Solo así desempeñarán un papel protagónico en el propósito común de alcanzar una palmicultura rentable y competitiva. La idea es que los cultivadores hagan lo que les corresponde “de la cerca para dentro”.  

A los problemas sanitarios del cultivo hay que sumarles el altísimo costo-país de producir en Colombia, por el excesivo precio de la tierra y de los insumos agrícolas; por la falta de infraestructura vial y de comunicaciones… Basta decir que resulta más barato llevar el aceite de palma de Santa Marta a Europa, que trasladarlo desde los Llanos Orientales hacia el puerto de esa ciudad. En tal sentido, es imperativo seguir trabajando mancomunadamente con los gobiernos para lograr la sostenibilidad palmera.  

Y es que no basta con garantizarles a los consumidores que el colombiano, por el solo hecho de serlo, es un producto que vale la pena comprar. Es menester fomentar en los compatriotas el sentido de pertenencia agrícola por la palmicultura, como gestora de la sostenibilidad de todo un país. Demostrarles que sembrar palma es sembrar y cosechar progreso; y, al mismo tiempo, fortalecer su percepción de los productos palmeros.  

Hay tierra para expandir el cultivo e involucrar a más campesinos al negocio, sin necesidad de talar árboles, derribar el hogar de especies nativas o trasladar comunidades. Colombia cuenta con una amplia frontera agrícola, y sembrar palma es sin duda una excelente manera de usarla. Así que el reto en tal sentido es lograr que los colombianos defiendan dentro y fuera del país sus condiciones de sostenibilidad. 

Y no únicamente con palabras. También siendo conscientes de que ya consumen múltiples productos que contienen aceites de palma, e incentivándolos a demandar todavía más. Robustecer el mercado nacional en estos tiempos es estratégico para colocar mayores cantidades de producto, por ejemplo, en las mezclas de biodiésel con combustible fósil, y con ello procurar un mejor aire en las calles y en las carreteras nacionales. Tal acción añadiría puntos a la amigabilidad del aceite de palma con el medio ambiente, al empleo formal y a la acción social, y, en consecuencia, empujaría al sector unos peldaños más hacia las metas compartidas con el mundo entero.    

El aceite de palma es la opción más eficiente para satisfacer el creciente consumo global. De manera que un reto adicional es el de aprovechar al máximo esa y otras realidades que Fedepalma ha concebido para sus afiliados con planeación y estrategia, y ciertas más creadas por las fuerzas del mercado.  

Una de ellas se dio hace unos meses, cuando el aceite de palma alto oleico fue denominado en el Codex Alimentarius, lo que le da especial estatus a este característico producto que se produce, sobre todo, en la Zona Suroccidental palmera. El desafío es generarle mayor valor y posicionarlo comercialmente. 

La palmicultura colombiana es única y diferenciada. Varios de sus procesos están insertados en la llamada economía circular, y habrá que llevarlos allí a todos. Pero saberlo no es suficiente, y decirlo tampoco. Hay que demostrarlo. Y ello, Fedepalma lo hace con hechos. Ese es su mayor reto: seguir haciendo y obtener con cada acción un logro para el beneficio de sus agremiados y del país como un todo. 

 

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