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Jesús María Mendoza Parada, El Turpial palmero

Historia de vida de nuestro Palmicultor Destacado

Por medio de sus canciones Jesús María Mendoza no solo exalta su amor por la palma sino que describe a las comunidades palmeras y su entorno. Foto: Palnorte S. A. S.

«Es la vida la que nos invita y es cuestión de nosotros dejarse invitar, al progreso y al gran desarrollo que incita el cultivo de hermoso palmar». Con este verso Jesús María Mendoza Parada define las cosas le gustan de la vida: ser palmero, compositor, músico (empírico) y cantante. Para él, hoy su vida es una fiesta, disfruta cada encuentro, cada proyecto, cada negocio, pero no siempre fue así.  

Inició en la palma por necesidad, pues tuvo un problema en un ojo que lo limitó durante mucho tiempo, como él dice, “lograba producir apenas para subsistir”. Nació en Norte de Santander y llegó al Catatumbo buscando mejores oportunidades. Pero en el año 2002, lo único que se sembraba era coca, “Nunca me ha gustado participar en cosas ilícitas, pero no podía seguir vendiendo yuca y rebuscando pesitos para llevar a la casa; así que, sin querer, terminé siendo uno de tantos que han participado de ese negocio aterrador… para no pasar hambre”. Esa zozobra le duró poco y no alcanzó a encapricharse con esas matas, como él dice. “Era más el miedo que me daba tenerlas que la plata que les sacaba”, asegura. 

Un día se levantó decidido a irse de Tibú, a probar suerte en otra parte. Y cuando se fue a despedir de un amigo, este le dijo que se quedara, que aguantara unos meses más, que estaba por llegar un proyecto muy importante de sustitución de cultivos ilícitos por palma de aceite y que ese era el futuro de la región. Y aunque los grupos armados amenazaron a la gente si sustituía los cultivos, pensó en apostarle a lo correcto, pues para él ahí siempre había vida y progreso. “Fue así como mi hijo y yo comenzamos a trabajar la tierra con esas semillas que nos dieron y a partir del tercer año mi vida y la de mi familia cambió por completo. De no tener nada a tener en abundancia. Y no hablo únicamente de dinero, sino de la felicidad y tranquilidad que disfrutamos hoy”. Sus tres hijos ya tienen sus propios cultivos, les regaló unas palmas para que comenzaran, y van muy bien. Ahora hace lo que más le gusta en la vida: escribir y componer canciones a las cosas que lo inspiran. “Ya he grabado dos discos con muchas canciones dedicadas a la palma y la gente de la región me conoce como ‘El Turpial’. Soy Jesús María Mendoza Parada y esta es mi gran historia. La misma que voy compartiendo entre canción y canción”.  

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