Soy Fanny Rincón, una mujer nacida en el corazón del Catatumbo colombiano, en Tibú (Norte de Santander), una zona que históricamente ha sido golpeada por la violencia y grupos al margen de la ley que hasta la fecha han perdurado; mi historia nace desde que tengo uso de razón y he visto cómo la situación económica de mi hogar fue dura, todos los días mis padres salían como se dice en Colombia ‘a buscarse la platica para la comida’, trabajando en oficios de poca paga como la pesca, aseo en casas de familia, venta de mercancía (ropa, accesorios, entre otros), con largas horas de trabajo que permitiera colocar el pan sobre la mesa.
Cuando empecé a estudiar mi primaria, lo hice en la escuelita de la vereda, ir hasta allá era muy lejos, tocaba todos los días madrugar porque el camino no era fácil de atravesar encontrándome siempre con un caño que vivía inundado, impidiéndome llegar a tiempo. Luego que la terminé fui a estudiar la secundaria a dos horas de mi casa, esto hacía que mis ganas por salir adelante fueran más, hasta que un día dije no voy a caminar más y me voy en transporte, para lograrlo decidí preparar pasteles con avena para venderlos a mis compañeros, gracias a ellos, reunía dinero para pagar el transporte y comprar mis útiles escolares, ya que mis padres no tenían recursos, pero ellos fueron fieles creyentes a la educación y cómo ella cambiaría mi vida. Durante mi estudio tuve situaciones en las que decía no voy a poder, pero eran las mismas que me ayudaron a levantarme y seguir adelante.
Con el paso del tiempo conozco al que hoy por hoy es el amor de mi vida, con él tengo una hija y formamos un hogar bajo la bendición de Dios, uniéndonos en sagrado matrimonio y me ha acompañado durante 20 años.
En 2020, en el municipio de Tibú, el Gobierno Nacional lideró el programa piloto para la sustitución de cultivos ilícitos por el de palma de aceite, muchas de las personas que formaron parte de este programa se encontraban desconcertadas porque ese cultivo no era muy común en la zona, sin saber que iba a ser el cambio de sus vidas, luego aparecieron las plantas extractoras que ayudarían a contribuir más con la economía local y es donde la otra parte de mi historia se desarrolla.
Con el auge del cultivo de la palma y la creación de las plantas extractoras, tuve la oportunidad de ingresar en 2015 a la planta extractora PALNORTE S.A.S., como encargada del aseo general, pero algo en mí decía que no quería llegar a ser mayor y pensionarme en este oficio, fue entonces donde volví a tomar otra decisión fundamental en mi vida, el de estudiar, logrando con mi esfuerzo, dedicación y actitud, llegar al cargo de Asistente de la Dirección de la Planta, obteniendo el título de Técnica en Administración de Empresas, y luego el de profesional en Administración de Empresas.
Creí que todo en mi vida estaba resuelto, un empleo estable, una familia cariñosa, trabajar cerca de mi hogar, pero hacía falta algo, mi proyecto de vida, que sería aquel que podría sostenerme, por esta razón, emprendí junto con mi esposo la siembra de la palma de aceite, que desde el inicio no fue fácil, se solicitó un crédito bancario para la compra de 10 hectáreas de tierra, cuando fue aprobado lo sembré con palma de aceite, como se gastó gran parte del dinero, junto a mi esposo realizábamos las labores del cultivo.
Hoy en día puedo decir que me boté de un avión con un paracaídas que no sabía si se iba a abrir o no, pero que ha sido mi mejor inversión, con ellos he podido lograr mi sueño de tener casa propia, brindarle una educación a mi hija, enviándola a la universidad; a mi familia le he ayudado económicamente y puedo decir con un gran orgullo que el cultivo de palma ha cambiado mi vida y con ello he podido lograr mis sueños, con la bendición de Dios. por eso, les diría a las personas que están leyendo esta historia que la palma no es solo un cultivo, es prosperidad, vida, sostenibilidad, es futuro, es lograr hacer las cosas que nos proponemos.
Una versión de eBook está disponible y publicada en varios idiomas, clic aquí para leerlo.
Nuestros palmeros participantes
Estos son los relatos completos de los palmicultores que representaron a Colombia en el concurso internacional del CPOPC:
- El turpial palmero, por Jesús María Mendoza Prada
- Nunca es tarde para realizar tus sueños, por Fanny Rincón Urbina
- El amigo Lorenzo, por Carlos Manchego
- El motor de mis sueños, por Delia Camacho Torres
- Tengo una mejor vida gracias a la palma, por Javier Mejía Palma
- Los dos lados del río, por José Abercio Preciado
- Nunca rendirse es lo mejor, por José de los Santos Ramírez Sarmiento
- Los principios: la mejor herencia, por Juan Ángulo
- La tierra es mi refugio, por Julio Sevillano
- Un nuevo inicio con un final feliz, por Sara González Calderón
- ¡Para atrás, ni para coger impulso! Por Nelcy Vega Jurado
- Estas historias fueron presentadas por Fedepalma para el concurso de historias de pequeños Palmicultores del CPOPC.