En el norte de Suramérica, entre el este de los Andes, la cuenca del Orinoco y el Amazonas, así como en zonas costeras de Guyana y Surinam, habita esta especie de ave caracterizada por poseer una llamativa cresta de plumas en forma de abanico (de ahí la etimología de su nombre científico). En Colombia es la única representante del género Opisthocomidae y es frecuente observarla en tierras bajas de Meta, Casanare, Arauca, Putumayo, Caquetá y Guaviare. Es un ave grande (65 cm de largo), con cabeza pequeña, de movimiento lento y con coloración marrón; su rostro azul brillante, los iris rojos y el pico corto y ancho son distintivos sorprendentes de este ejemplar que se ha considerado un fósil viviente.
Se asocia a planicies ribereñas neotropicales (ríos, lagos, lagunas y antiguos meandros) donde existe vegetación densa con árboles, arbustos y plantas trepadoras, propicia para su anidación. Esta pava se alimenta de hojas, flores y frutos de diversas plantas que crecen en dichos ecosistemas. Cabe destacar su aparato digestivo, único entre las aves y similar al de las vacas por ser de fermentación bacteriana, lo que ha ocasionado que la gente comúnmente le denomine “pava hedionda”, pues el olor que expele es similar al del estiércol del ganado.
- Fotografía: Mención noveno Concurso Nacional de Fotografía Ambiental y Social en Zonas Palmeras (2018) / Autor: Mónica Rocío Veloza Garzón