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La importancia de una dieta antiinflamatoria y antioxidante, para evitar el desarrollo de enfermedades

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Artículo del Boletín N° 41 de Salud & Nutrición. 


La inflamación es considerada como la respuesta defensiva del organismo frente a una agresión focal, originada por diferentes causas como son:

  • Un agente agresor que se caracteriza por tener una energía excesiva para la capacidad de resistencia del organismo, y que origina un daño denominado traumatismo.
  • Un microorganismo que ingresa al organismo, causando infección.
  • Una alteración del sistema de defensas que agrede a ciertos órganos, conocida como enfermedad autoinmune.
Si la intensidad de la respuesta es adecuada, el daño se controlará, cesará la inflamación y se logrará la curación. En cambio, si esta es insuficiente, la enfermedad persistirá convirtiéndose en una situación crónica, y probablemente no podrá iniciarse la reparación de los daños.
 

Aproximadamente el 50 % de las muertes a nivel mundial, son atribuibles a afecciones relacionadas con la inflamación como es el caso de dolencias cardiovasculares, cáncer, diabetes tipo 2, enfermedad renal crónica, además de las autoinmunes y neurodegenerativas. A lo largo del tiempo, se han identificado una serie de factores atribuibles al desarrollo de estas, donde el patrón alimentario basado en el exceso de consumo de comida ultraprocesada, sal, grasas trans y aditivos, ha sido determinante como su desencadenante. Esto sumado a inadecuados hábitos de vida.

 

Alimentación e inflamación

 
Existen algunos componentes e ingredientes en la naturaleza que pueden llegar a aumentar o disminuir la inflamación, al afectar de forma directa la glicemia en la sangre, los niveles de antioxidantes y las bacterias que viven en nuestro intestino. A continuación, se presenta una lista de alimentos que han demostrado tener un efecto antiinflamatorio, favoreciendo la salud de las personas que lo consumen de forma regular.
 

1. Verduras

 
  • Espinacas, kale y acelgas (verduras de hoja verde).
  • Brócoli, repollo, coliflor y coles de Bruselas (verduras crucíferas).
  • Tomate.  

2. Frutas

  • Cítricos como la naranja, mandarina y pomelo.
  • Arándanos, fresas, moras y cerezas.
  • Manzana.

3. Cereales integrales

Elija carbohidratos de bajo índice glucémico, que es la velocidad con la que el azúcar ingresa a la sangre. Este tipo de alimentos tienden a liberar la glucosa lentamente, proporcionando al cuerpo una energía constante.

Consuma cereales como el arroz integral, quinua y avena.

4. Frutos secos

Especialmente las almendras (ricas en calcio, vitamina E y fibra) y las nueces, fuentes de ácidos grasos omega-3.

5. Pescado

Atún, salmón y sardina, altos en antioxidantes y ricos en EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico).

6. Lácteos fermentados

Kéfir y lácteos ricos en probióticos y levaduras digestivas.

7. Bebidas antiinflamatorias

Té verde, de cúrcuma y de jengibre.

  • Tip: la recomendación es consumir cinco porciones de frutas y verduras al día, y que la mitad del plato principal esté cubierto por estas últimas.
 

La importancia de las grasas saturadas en la salud

 

Artículo del Boletín N° 41 de Salud y Nutrición

 

 

Consulte aquí más contenido del Boletín Trimestral Informativo de Salud y Nutrición

 

 

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