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Redefiniendo el término de grasas saludables: una nueva perspectiva basada en la evidencia científica

Foto: archivo Fedepalma

Por:

Mary Luz Olivares Tenorio, Investigadora Asociada I de Cenipalma 


La ciencia de la alimentación y nutrición está en constante evolución, desafiando regularmente lo que creíamos saber sobre los alimentos y sus impactos en la salud humana. En este dinámico contexto, el debate en torno al concepto de grasas saludables está experimentando un notable giro, impulsado por una creciente evidencia científica que cuestiona las nociones tradicionales sobre las grasas “buenas” y “malas”. Este cambio paradigmático nos invita a reconsiderar y ampliar nuestra comprensión de cómo las grasas benefician a nuestra salud.

Grasas tradicionalmente consideradas saludables

Tradicionalmente, se ha promovido el consumo de grasas poliinsaturadas, incluyendo los omega-3, y el ácido oleico (omega-9)¹, como grasas con potencial protector, considerándolas esenciales para una alimentación “saludable”. Estas grasas se encuentran en una variedad de fuentes, tales como: los aceites de oliva, palma alto oleico, aguacate, los frutos secos y las semillas, siendo estos últimos ricos en ácidos grasos omega-3.

Desmitificando las grasas saturadas

Sin embargo, las percepciones sobre las grasas saturadas están siendo reevaluadas a la luz de la evidencia científica reciente. El discurso tradicional, que describía una asociación negativa del consumo de estas grasas con enfermedades cardiovasculares, ha sido cuestionado por nuevos estudios y datos²-³. Lejos de ser perjudiciales, se ha identificado que los ácidos grasos saturados cumplen funciones esenciales en el cuerpo, incluyendo roles fisiológicos y estructurales críticos. Ácidos grasos como el láurico, mirístico y palmítico, presentes en las carnes, los lácteos y los aceites vegetales como el de palma, palmiste y coco, han mostrado tener impactos positivos en la salud⁴-⁵-⁶.

Las grasas no saludables

Existe un consenso claro y científicamente respaldado sobre la nocividad de las grasas trans. Estas grasas se encuentran en aceites parcialmente hidrogenados y en algunas grasas de origen animal. La eliminación o reducción drástica de las grasas trans de la dieta es una recomendación universal entre los profesionales de la salud. Se recomienda revisar las etiquetas de los alimentos para determinar la presencia de estas grasas y tomar decisiones de consumo informadas⁷.

Recomendaciones sobre el consumo de grasas

El consenso entre los profesionales de la salud sugiere que el enfoque más beneficioso hacia el consumo de grasas es uno de diversidad y equilibrio. Se recomienda que el plan de alimentación incluya una variedad de fuentes de grasas, tanto saturadas como insaturadas, para garantizar la ingesta de los ácidos grasos esenciales que el cuerpo necesita como fuente de energía y para sus actividades metabólicas. Esta perspectiva enfatiza la importancia de considerar la alimentación en su conjunto, más que centrarse exclusivamente en nutrientes individuales.

Por lo anterior, es importante redefinir los elementos que abordan el término de “grasas saludables”, reflejando un entendimiento más matizado y basado en evidencia científica. Adoptando un enfoque más integrador y menos reductivo, podemos apreciar el impacto del consumo de grasas en nuestra salud. Este nuevo paradigma nos anima a abrazar la diversidad en nuestra alimentación, reconociendo el papel esencial de todas las formas de grasas, en un estilo de vida saludable y equilibrado. La ciencia nutricional continúa evolucionando, y con ella, nuestra comprensión de cómo los diferentes tipos de grasas contribuyen a nuestra salud. A medida que avanzamos, es crucial mantenernos informados y abiertos a nuevos hallazgos, permitiendo que la evidencia guíe nuestras elecciones alimentarias hacia un bienestar óptimo.


¹ Barbour, J. A., Howe, P. R. C., Buckley, J. D., Bryan, J., & Coates, A. M. (2017). Cerebrovascular and cognitive benefits of high-oleic peanut consumption in healthy overweight middle-aged adults. Nutritional Neuroscience, 20(10), 555–562. https://doi.org/10.1080/1028415X.2016.1204744
² Teicholz, N. (2023). A short history of saturated fat: the making and unmaking of a scientific consensus. Current Opinion in Endocrinology, Diabetes, and Obesity, 30(1), 65.
³ Cenipalma. ¿Existe asociación de enfermedad cardiovascular con el consumo de grasas saturadas?. 2022
⁴ Alfhili, M. A., & Aljuraiban, G. S. (2021). Lauric Acid, a Dietary Saturated Medium-Chain Fatty Acid, Elicits Calcium-Dependent Eryptosis. Cells, 10(12), 3388. Https://doi.org/10.3390/cells10123388
⁵ Alves, N. F. B., de Queiroz, T. M., de Almeida Travassos, R., Magnani, M., & de Andrade Braga, V. (2017). Acute Treatment with Lauric Acid Reduces Blood Pressure and Oxidative Stress in Spontaneously Hypertensive Rats. Basic & Clinical Pharmacology & Toxicology, 120(4), 348–353. https://doi.org/10.1111/bcpt.12700
⁶ Yao, Y., Cai, X., Fei, W., Ye, Y., Zhao, M., & Zheng, C. (2022). The role of short-chain fatty acids in immunity, inflammation and metabolism. Critical reviews in food science and nutrition, 62(1), 1-12.
⁷ World Health Organization. (2023). Saturated fatty acid and trans-fatty acid intake for adults and children: WHO guideline. WHO.
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