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Las grasas deben incluirse dentro de una alimentación balanceada

Foto: archivo Fedepalma
Por:

Maria Andrea Baena, Asistente de Investigación I de Cenipalma.
Mary Luz Olivares, Investigadora Asociada I de Cenipalma. 
Artículo del Boletín N° 40 de Salud y Nutrición

Este artículo hace parte de los productos de divulgación del proyecto de inversión Investigación en la agroindustria de la palma de aceite del Fondo de Fomento Palmero, administrado por Fedepalma.

Las investigaciones realizadas sobre las grasas en la alimentación se han centrado en la asociación con el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ENT) y degenerativas, lo que ha permitido aconsejar con enorme seguridad sobre la cantidad y calidad de estas. Desde hace décadas conocemos la importancia del consumo de ácidos grasos esenciales en el crecimiento, desarrollo y maduración. También es necesario recordar que, en algunos casos, no basta con consumir la cantidad adecuada de grasa o de un tipo de ácido graso, sino en guardar un equilibrio entre ellos y mantener una correcta proporción con otros nutrientes, teniendo en cuenta la demanda específica en algunos estados fisiológicos (embarazo, lactancia, envejecimiento).

Se recomendaba reemplazar los ácidos grasos saturados (AGS), por grasas mono o poliinsaturadas para disminuir el riesgo de padecer enfermedad cardiovascular (ECV). Esto basado, en gran medida, en estudios observacionales realizados en países donde la ingesta de grasas saturadas estaba en alrededor del 20 % al 30 % del total de energía, y la mortalidad por ECV era muy elevada. Uno de los fundamentos principales consistía en la asociación entre la ingesta de grasas saturadas y el colesterol LDL, y del mismo con eventos cardiovasculares. Se ha evidenciado que los resultados de dichos estudios, en general, no han respaldado un nexo entre el colesterol dietético y el riesgo de ECV. Hace muchos años, nos enseñaron que las grasas saturadas eran perjudiciales para la salud. De hecho, la biblioteca en línea MedlinePlus de los Estados Unidos, califica la grasa saturada como “dañina”. Hoy día, gracias a una mayor investigación, se sabe que la sustitución de AGS por ácidos grasos poliinsaturados para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares, no es efectivo. Así, el posible efecto beneficioso de estos últimos no necesariamente implica un impacto adverso de los AGS. Ahora bien, la evidencia de los estudios de cohortes y los ensayos aleatorios NO respalda la afirmación de que una mayor restricción de grasas saturadas en la dieta reduzca los eventos clínicos.

Una investigación publicada en la revista médica Journal of the American College of Cardiology, llevado a cabo por Astrup et al. (2020), analizó los metaanálisis más recientes de ensayos aleatorizados y estudios observacionales, indicando que no se encontraron efectos beneficiosos en la reducción de la ingesta de AGS sobre las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad total, mientras que sí se hallaron impactos protectores contra el accidente cerebrovascular. Es decir, aunque los AGS elevan el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL), en la mayoría de las personas esto no se debe al aumento de los niveles de partículas LDL pequeñas sino a las más grandes, que están mucho menos relacionadas con el riesgo de afección cardiovascular. Los expertos también indican que los efectos de los alimentos sobre la salud, no se pueden predecir por su contenido en ningún grupo de nutrientes sin considerar la distribución general de macronutrientes. Como conclusión se afirma que la totalidad de la evidencia científica disponible no respalda la limitación adicional de la ingesta de AGS.

De acuerdo con lo anterior, es importante tener en cuenta que ni la grasa saturada ni otro nutriente es malo o perjudicial per se. El resultado positivo o negativo está determinado por el contexto integral que se dé dentro de la alimentación, y en la forma o estilo de vida de cada persona, que actualmente se caracteriza por el consumo excesivo de alimentos, una inadecuada preparación de estos y su procedencia. Así, aquellos que podrían ser fuente de grasa saturada también contienen otro tipo de nutrientes beneficiosos, como es el caso del aceite de palma que contiene tocotrienoles y carotenos necesarios para la buena salud.

La importancia de las grasas saturadas en la salud


 

Artículo del Boletín N° 40 de Salud y Nutrición

Consulte aquí más contenido del Boletín Trimestral Informativo de Salud y Nutrición

 

 

 

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