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Recomendaciones para las nuevas siembras de palma frente a la inminencia del fenómeno El Niño en 2023

Foto: archivo Fedepalma

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Nota técnica 

Por:

Nolver Atanacio Arias Arias, Investigador titular. Coordinador Programa de Agronomía 


Para tres de las cuatro zonas palmeras de Colombia (Norte, Central y Oriental) desde el mes de abril de 2023 se han venido registrando cambios importantes en las condiciones climáticas, asociadas con el fenómeno El Niño y que han representado disminución en la cantidad de lluvias, alrededor del 25% e incremento de las temperaturas medias y máximas diarias hasta valores superiores a los 3oC para la Zona Central. Además, se han registrado cambio en los patrones de lluvia, menores días con lluvia y con una intensidad mayor.

Estos cambios en las condiciones climáticas implican efectos negativos asociados con un mayor estrés hídrico que se manifiesta en cambios fisiológicos, bioquímicos y morfológicos y que al final impactan los rendimientos al incrementarse el aborto de racimos e inflorescencias y la consecuente reducción del número de inflorescencias femeninas, el número y peso medio de racimos. Estos efectos se registran en el corto, mediano y largo plazo.

Palma recién sembrada y con estrés por déficit hídrico
Palma recién sembrada y con estrés por déficit hídrico. Foto: Nolver Atanacio Arias. 

Si bien, desde Cenipalma se han estado generando recomendaciones para mitigar los posibles impactos de El Niño, en esta oportunidad se hace particular énfasis en aquellas prácticas a implementar en las nuevas siembras que se están ejecutando a finales de 2023 y que por diferentes razones no fue posible aplazarlas para 2024 con un fenómeno climático que ya es una realidad. Estas recomendaciones tienen que ver con:

  • Edad óptima de trasplante: la edad óptima para palmas de vivero Elaeis guineensis es de 8-10 meses y para híbridos interespecíficos OxG de 11-13 meses. Sembrar en edad óptima significa menor estrés para la palma debido al menor estrés por corte de raíces y manipulación para la siembra.
  • Sustrato con adecuado contenido de humedad: previo al transporte de las palmas al sitio definitivo, es conveniente asegurarse de que el sustrato de las bolsas se encuentre húmedo. Para esto, las palmas en el vivero deberían regarse diariamente o dos veces por día en caso de ser necesario.
  • Remover las bolsas con anticipación al transporte al sitio definitivo: se recomienda dos a tres semanas antes de transportar las palmas, girarlas 180 grados con respecto a su eje. Con esto se busca romper las raíces que ya han llegado al suelo del vivero y disminuir al estrés de llevar las palmas de manera inmediata al campo. En esas dos a tres semanas la palma contará con mejor disponibilidad de agua que en el campo y empezará a emitir nuevas raíces para absorción de agua y nutrientes.
  • Poda de palmas con edad de vivero mayor a la recomendada: cuando las palmas tienen una altura superior a 1,50 metros, se recomienda podar las hojas que superen esta longitud. Con esta práctica se busca disminuir el área foliar expuesta a radiación y también el estrés de la manipulación en el trasplante y siembra.
  • Aplicación de abonos orgánicos al hoyo de siembra: es una buena práctica aplicar compost o abonos orgánicos debidamente degradados. Con esto se busca estimular el sistema de raíces de la palma y mejorar la retención de humedad en el suelo. Lo más recomendable es mezclar el compost con el suelo del área de siembra. Aplicar separadamente el compost puede llegar a ocasionar problemas posteriores en acumulación de agua alrededor de la palma debido al espacio generado por pérdida de volumen del abono orgánico aplicado.
  • Aplicación de racimos vacíos “tusas” alrededor de las palmas recién sembradas: aplicar de 2 a 3 anillos de tusas alrededor de la palma contribuirá a estimular el crecimiento de raíces, disminuir la temperatura del suelo, aportar nutrientes y favorecer la conservación de humedad en el suelo. Es posible dejar unos 20 centímetros descubiertos para facilitar la observación de posibles ataques de Strategus aloeus.
  • Mantener el suelo cubierto con vegetación: bien sea con coberturas nativas o leguminosas, la cobertura impacta en la disminución de la temperatura del suelo, lo que se traduce en menor estrés para el cultivo de palma. En caso de no disponer de tusas para aplicar alrededor de las palmas, es posible cortar parte de la vegetación acompañante y ubicar esta biomasa alrededor de la palma. Con esta práctica se protege la tierra y disminuye la temperatura. No es recomendable la aplicación de herbicidas en esta época.
Palma con adecuada cobertura en su primer año de siembra
Palma con adecuada cobertura en su primer año de siembra. Foto: Nolver Atanacio Arias
  • Suministro adecuado de potasio: este elementos químico en niveles adecuado contribuye al mejor comportamiento de las palmas frente al estrés hídrico. Transcurrido un mes de la siembra y bajo adecuada condición de humedad del suelo, se recomienda el suministro de fuentes de potasio de acuerdo con el requerimiento estimado por el asistente técnico responsable del cultivo. No se recomienda la aplicación de fertilizantes si existe déficit hídrico, ya que la absorción, aun de pequeñas cantidades de nutrientes, bajo condiciones de escaso crecimiento de las palmas, puede llegar a ocasionar toxicidad en las palmas.
  • Disponer de agua para riego: bien sea por sistemas de riego o para aplicación manual, es necesario contar con agua para aplicarle a las palmas, ya que se encuentran en una etapa de alta vulnerabilidad que incluso puede llevarlas a punto de marchitez permanente. Para aplicación manual contar con carrotanques de 2 a 5 metros cúbicos y aplicar de 5-10 litros de agua diario por palma puede llegar a ser suficiente para superar el período crítico en aquellas zonas del país donde no se dispone de sistema de riego.
  • Cuidado especial con los incendios: bajo las condiciones de El Niño la probabilidad de incendios se incrementa y teniendo en cuenta que las palmas se encuentran en su etapa más vulnerable, es recomendable la ejecución de guardarrayas y la previsión de equipos contra incendios, ya que una palma quemada en sus primeros meses de siembra es una palma difícilmente recuperable.

La integración de las prácticas mencionadas permitirá mitigar el estrés al que se enfrentan los nuevos cultivos y que se asocian no solamente con la menor disponibilidad de humedad, sino también con mayor radiación y temperatura y menor humedad relativa en el ambiente.

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