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Suelos frágiles: sus funciones y manejo para la sostenibilidad de la palmicultura

Nota técnica

Por:

Álvaro Hernán Rincón Numpaque, Asistente de investigación Suelos y Aguas 
Blanca Yazmín Penagos Ulloa, Extensionista de Cenipalma
Nolver Atanacio Arias Arias, Coordinador Programa de Agronomía de Cenipalma 
 


La caracterización y el estudio de suelos se ha posicionado como una herramienta fundamental del manejo, con enfoque de productividad y sostenibilidad de los cultivos. Un aspecto que ha tomado fuerza ha sido el conocimiento de los servicios ecosistémicos del suelo y la reducción del impacto ambiental generado por las prácticas de manejo agronómico. En este sentido, los palmicultores han manifestado su interés tanto en la identificación y reconocimiento de los suelos, su aptitud de uso y limitaciones, como en la identificación de los suelos frágiles dentro de las plantaciones. Algunas preguntas recurrentes sobre sobre este tema, particularmente en plantaciones en proceso de certificación son ¿Cuáles suelos se consideran como frágiles? ¿Cómo se pueden identificar? ¿Qué aspectos se deben considerar para su adecuado manejo? A continuación, se proporcionan algunos aspectos en torno a estos temas.  

En primer lugar, un suelo frágil es aquel suelo con alta susceptibilidad a la degradación o erosión. La degradación consiste en la pérdida de la fertilidad del suelo ocasionada por procesos naturales o generados por el hombre, con impactos negativos e irreversibles en su capacidad de sostenimiento de la producción agrícola y del componente ambiental (FAO, 2018)

La reducción en la fertilidad está asociada con diferentes factores 

  • Químicos: incremento de la acidez, desbalance de nutrientes, salinización, contaminación de los suelos y reducción de la materia orgánica. 
  • Físicos: compactación, erosión, movimientos en masa, pérdida de la estructura del suelo y sellamiento.  
  • Biológicos: pérdida de la cobertura vegetal, reducción de la diversidad y abundancia de macro y microorganismos. 
  • Hídricos:  capacidad de retención de humedad, escorrentía, lixiviación, fluctuaciones del nivel freático.  

El desarrollo de la agricultura intensiva con un manejo inadecuado del suelo ha acelerado los procesos de degradación, afectando a corto plazo la calidad y salud del suelo. Como consecuencia, la eficiencia de las labores y el manejo nutricional de los cultivos se ven afectados, ocasionando reducciones significativas de la productividad de las tierras agrícolas.  

Dentro de los suelos considerados como frágiles se destacan los suelos de turba, que corresponden a suelos formados a partir de la acumulación de materiales orgánicos y su descomposición lenta en condiciones anaeróbicas (En ausencia de oxígeno) (SSDS, 2014) 

Suelos orgánicos establecidos con palma de aceite
Figura. Suelos orgánicos establecidos con palma de aceite Foto: Rincón, 2022.

De acuerdo con Mutert, et al. (1999), en las regiones tropicales donde es posible cultivar palma de aceite hay cerca de 25 millones de hectáreas en suelos de turba, de las cuales el 76% se encuentran en Malasia e Indonesia. En centro y Sur América se estima que el área total en estos suelos abarca alrededor de 3,9 millones de hectáreas. Estos suelos tienen limitada aptitud para la agricultura, destacándose por sus servicios al medio ambiente como sumideros de carbono. Se consideran como suelos frágiles debido a que el reemplazo de la vegetación natural y el drenaje excesivo afectan negativamente sus propiedades físicas y químicas. En el componente físico, son susceptibles a la rdida de espesor por efecto del drenaje, que ocasiona hundimientos y volcamiento de las palmas (Subsidencia). A nivel químico, el drenaje acelera los procesos de descomposición de la materia orgánica, siendo una amenaza ambiental al generar contaminación por emisiones de gas carbónico al aire y la contaminación de fuentes hídricas por lixiviación de los compuestos liberados  

Otro tipo de suelos susceptibles a la degradación lo constituyen los suelos marginales, que corresponden a aquellos cuya fertilidad no es suficiente para garantizar rendimientos económicos aceptables para un determinado cultivo, considerando los costos de las mejoras necesarias y las proyecciones de valor de la producción. En este sentido, los suelos marginales para la palma de aceite incluyen suelos de baja fertilidad, escarpados con pendientes superiores al 12%, altamente susceptibles a la erosión, así como los suelos con baja profundidad efectiva, limitada principalmente por compactación o pedregosidad cercana a la superficie.

Ejemplo de suelos marginales: A) Suelos superficiales limitados por pedregosidad.
Figura 2. Ejemplo de suelos marginales: A) Suelos superficiales limitados por pedregosidad. B) Zonas de ladera con pendientes superiores al 12%. Fotos: Álvaro Rincón.

Los suelos marginales pueden tener diferentes usos, que van desde la conservación hasta la explotación agrícola con restricciones. Estas restricciones pueden ser ligeras, cuando permiten ser manejadas mediante alternativas tecnológicas, o severas, cuando la implementación de prácticas de manejo es muy costosa y ambientalmente inviable.

En el caso de los suelos de ladera con pendientes entre el 10% y 20% se requieren prácticas especiales como la elaboración obras de conservación (zanjas de infiltración, cortacorrientes, diques, entre otras), terrazas individuales o bien plataformas en contorno para establecer el cultivo. Estas actividades se deben complementar con el uso de especies de cobertura y la colocación de las hojas podadas y la biomasa en contrapendiente, con el fin de reducir al máximo la escorrentía superficial. En el caso de las tierras con pendientes muy escarpadas (>30%) la mejor opción es mantenerlas como áreas de conservación, evitando su uso con palma de aceite. Por último, los suelos limitados en profundidad efectiva por pedregosidad tienen restricciones severas y los costos de manejo del cultivo en ocasiones son mayores a los beneficios que se puedan obtener.  

Los suelos marginales requieren prácticas de manejo en pro de su conservación, tales como el uso de coberturas y la siembra en terrazas en curvas de nivel.
Figura 3. Los suelos marginales requieren prácticas de manejo en pro de su conservación, tales como el uso de coberturas y la siembra en terrazas en curvas de nivel. Fotos: Miguel Ángel Diaz; https://www.googleearth.com (2022).

Por estas razones, es necesario identificar los tipos de suelos presentes en las plantaciones, evaluando sus propiedades físicas, químicas, biológicas y mineralógicas, mediante estudios que incluyan su caracterización, clasificación y valoración del grado de aptitud. A partir del estudio de suelos y su distribución espacial se pueden identificar y las áreas con suelos frágiles y marginales, su grado de aptitud para el cultivo u otros usos y se pueden establecer planes de manejo que permitan su aprovechamiento dentro de los lineamientos para la producción de aceite sostenible de palma en Colombia.   

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